[…] En fin, aparte del muchísimo trabajo que hay en ella, me encantó la delicadeza y primor técnico, junto a un desinhibido humor no exento de mala leche. O una ironía agresiva, al tiempo que moderadamente autoinculpatoria. Feliz o desgraciadamente, las cosas no sabemos cómo son pero sabemos cómo las vemos. Y las ves, con mucha retranca y nos las muestras con la máxima cortesía y respeto a la expresión.
Así que, lo dicho: ¡Alegría!